“Somos nosotros lo que tenemos la historia”1. Museo Comunitario Ignacio Romero Vargas.
Es viernes 8 de julio del 2022 por la mañana y es verano en México.
Martin Carrillo Guarneros se acerca con su coche, iremos a la Colonia “Ignacio Romero Vargas” (IRV), una de las 17 juntas auxiliares del Municipio de Puebla. En el auto nos vemos por primera vez. El contacto fue a través de las redes sociales; esas redes que no tienen nada de invisibles y hacen posibles los encuentros.
El nexo entre ambos fue Olivia Sesma Rascón que desde Veracruz, se dedica a la difusión de las acciones de la Red Nacional de Museos Comunitarios de México. Mi entusiasmo en conocer las experiencias mexicanas, me llevó a escribirle y ella amablemente respondió. Ahora, me encuentro con Martin.
Mientras transitamos las calles, él me cuenta sobre la colonia. Habla de su historia y los problemas aparentes cuando un territorio es identificado como “peligroso”. Pero, a la vez, no deja de mencionar la potencia que tiene; aquella que reside en su propia gente. El orgullo aparece cuando pasa por enfrente del edificio del Sistema Operador de Agua Potable IRV (SOAPIRV), un organismo autónomo, que la propia comunidad coordina, entregando agua potable a toda la colonia. Del mismo modo, mientras vamos en ascenso, me cuenta sobre la Asociación civil “Unidad, Servicio y Desarrollo” (USD) que integra.
“¿Ves allí el Cristo Rey? Vamos a subir al cerrito”, me anticipa. Es un ascenso hacia su propio pasado y el del pueblo. Un pasado milenario, ancestral que no deja de hacerse presente, volviéndose Historia.
Es el Cerro Citlaltepetl, “el Cerro de la Estrella” (como lo muestra el logo del museo). Martín cuenta que antes de ser capilla y estar emplazada la gran escultura del Cristo Rey, fue (y lo sigue siendo) una plataforma construida por los cholultecas. En su suelo aún es posible identificar vestigios del barro trabajado y en la vista panorámica, se comprueba su rol estratégico. Un cerro como fortaleza y centro ceremonial que se asienta sobre la base de un montículo piramidal prehispánica. Desde allí, se llegan a observar los volcanes Popocatepetl, el Iztaccíhuatl, la Malintzin, el rio Atoyac (prodigioso elemento para el desarrollo de una población), el cerro de San Juan, la “Gran Pirámide” de Cholula, el municipio de Cuautlancingo, entre otros. Son 360° de vista panorámica que, claramente, ha cambiado en los últimos 500 años.
Descendemos hacia el centro de la colonia para llegar a la sede del Museo Comunitario, ubicado junto a la Iglesia. Allí, nos recibe Héctor Gil Guarneros Carreón; otro miembro de la USD, jubilado, de 71 años, cumple con su guardia en el museo. Junto a él, recorro la pequeña sala que conjuga fotografías antiguas de los vecinos; piezas de cerámica prehispánica que datan del periodo preclásico o Formativo (1200 a.C. al 200 d.C.), un pequeño sapo momificado naturalmente, objetos cotidianos de hierro fundido, documentos históricos y la exposición temporaria de una serie de delicados bordados, hechos por una vecina, con una máquina de coser Singer.
La diversidad en la materialidad habla de la complejidad de la vida (y del museo). Allí, se narra la colonia antes de ser colonia y denominada como “Ignacio Romero Vargas”; se cuenta sobre la migración de obreros y familias para la industria textil a orillas del rio Atoyac y también, se narra el hoy, en voz primera. Porque la mera presencia de los y las vecinos/as allí, le da sentido a la existencia del museo.
Héctor cuenta cómo comenzó la Asociación USD en el 2008 “con sesiones semanales en una taquería” (Héctor). Aún no cabía la idea de un museo comunitario, la posibilidad aparecería recién en el 2011, cuando Olivia siendo parte de la Red de Museo Comunitarios, los invita a participar de un encuentro. ¿Armar un museo? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Aquí en la Colonia Ignacio Romero Vargas? ¿Por dónde se empieza?
Surgieron preguntas que tendrían respuestas con el paso del tiempo. Pero algo tenían claro “Aquí, había material” (Héctor) y ese era comienzo del ovillo de la Historia.
En realidad, había historias, muchas desparramadas en los hogares de la colonia. “Muchas piezas arqueológicas están en los hogares, porque subían (al cerro) y las encontraban a flor de tierra y pues se los llevaban a su domicilio”, comenta Héctor. En otros casos, al arar la tierra para los cultivos “salían las figurillas” (Héctor), o al cavar un pozo para la cisterna o construir una casa, se encuentran vasijas. A lo largo de los años, los habitantes han ido encontrando en este suelo, vestigios de un pasado común, que le pertenece a toda la comunidad.
El entusiasmo fue el puntapié para avanzar en la construcción de un espacio comunitario. La Asociación USD obtuvo por otorgamiento de la Junta Auxiliar, un espacio en completo abandono; las antiguas oficinas donde funcionaba décadas atrás. Tras la reconstrucción del edificio con recursos propios y las manos de los/as integrantes de la USD, a fines del 2014, se inaugura el museo. Paulatinamente, se convirtió en un espacio habitable y amigable, que aportaría a toda la colonia, dos elementos importantes: un museo y una biblioteca, con la convicción máxima del cuidado de las historias comunales.
Así, el museo comunitario creció. Con un primer kilómetro de libros y luego con otro; con eventos de tocadas de rock y orquestas sinfónicas, con presentaciones de libros; con talleres de guitarra, idiomas, cartonería, dibujo y pintura, con investigaciones y estudios científicos y con dos publicaciones, hasta la fecha, que recuperan las memorias de la comunidad.
Claro, que este museo no hubiese sido posible sin las “hebras de la trama”2 que lo componen. La integración a la Red Nacional de Museos Comunitarios, les permitió aprender y capacitarse permanentemente. “Hay reuniones periódicas para enseñar a conformar museos comunitarios, la compañera Cristina León Munguía se fue a Yucatán a capacitarse y nos trajo el conocimiento. Se hizo una convocatoria abierta y de ahí, se integraron al grupo unas dos compañeras. También ha venido una maestra de Guadalajara a darnos cursos de Museografía”, comenta Héctor. A la vez, explica que muchas actividades han sido posibles por trabajar, a lo largo de los años, de manera bilateral con la Presidencia de la Junta Auxiliar. Hasta ahora.
Un espacio en disputa.
Es viernes 8 de julio por la tarde y los/as integrantes de la Asociación se juntan con el Presidente Auxiliar y el cura del pueblo. Hace unas semanas, se les solicitó que cedan a la Iglesia, uno de los espacios recuperados del museo comunitario.
La solicitud sorprendió. ¿Qué implica ceder espacios comunitarios cuando, por el contrario, se sueña con hacerlos crecer aún más?
Todo proyecto sociocultural requiere de un espacio concreto y material donde asentarse. Por ello, la posible entrega envuelve una reducción de los encuentros comunitarios, de la cantidad de actividades propuestas y del trabajo sostenido durante años.
Es así que los vecinos y vecinas se reafirman en no ceder, manifestándose “en contra de la extinción de espacios culturales” (publicación en FB). Conservan la convicción de la construcción comunitaria y desde allí, sostienen sus argumentos. Incluso, poseen documentos históricos de 1900, que expresan la voluntad de un vecino de la época en ceder unos terrenos (donde se encuentra el museo) a la comunidad. En definitiva, siempre han sido espacios que les pertenecen.
Sin embargo, surge el conflicto, y la disputa no hace más que obstaculizar el desarrollo del proyecto, no viendo la potencialidad que encierra trabajar en conjunto y convertirse en aliados.
Por ell3o, desde ATM, invitamos a apoyar y difundir el trabajo del Museo Comunitario de la Colonia Ignacio Romero Vargas, en Puebla, México, para que la trama que lo contiene sea mayor y más gruesa.
Una trama latinoamericana que dé impulso para encontrar una salida al conflicto, sin renunciar a los espacios de la comunidad.
Este es uno de
esos proyectos comunitarios
que se hacen con
muchas manos y
muchos brazos.
Con corazón y cabeza.
Y cuando florece,
muchos y muchas
lo sostienen.
Y cuando se ve amenazado,
se potencia
la fuerza.
Museo Comunitario de Colonia Ignacio Romero Vargas,
Puebla, México.
…
Agradecimientos:
A Olivia Sesma Rascón por ser puente entre los vecinos de la Colonia y yo.
A Francisco Martin Carrillo Guarneros por hacer posible el acercamiento al museo.
A Héctor Gil Guarneros Carreón por su tiempo valioso en forma de entrevista.
A los y las compañeros/as que componen la Asociación civil “Unidad, Servicio y Desarrollo” por el compromiso con su comunidad y enfrentar este conflicto.
Contacto:
Museo Comunitario Romero Vargas – Grupo Público Facebook: https://www.facebook.com/groups/694949107253581
Bibliografía:
León Munguía. M. Cristina. Zona Arqueológica Citlaltepetl, Cerro Cristo Rey. Revista digital Cuetlaxcoapan. https://centrohistorico.pueblacapital.gob.mx/revista-cuetlaxcoapan/item/485-zona-arqueologica-citlaltepetl-cerro-de-cristo-rey
León Munguía, M. Cristina. Historia del Museo comunitario Ignacio Romero Vargas. Revista digital Cuetlaxcoapan. https://centrohistorico.pueblacapital.gob.mx/revista-cuetlaxcoapan/item/471-historia-del-museo-comunitario-ignacio-romero-vargas
AA., Historias Viejas de un Pueblo Nuevo. Puebla, SUTUNAM, 2020.
AA., Biografías de Pueblo Nuevo. Puebla, SUTUNAM, 2022.
Texto: Julieta Rausch, p/ Asociación Trabajadores de Museos
Fotografías: Julieta Rausch.
1 Entrevista a Héctor Gil Guarneros Carreón, viernes 8 de julio, 2022.
2 Publicación de la Asociación de Trabajadores de Museos, 2021, Argentina.
3 Publicación del día 9 de Julio de 2022 en la red social Facebook. https://www.facebook.com/julieta.rausch.1/posts/pfbid0RfQvLR3umnGXrt3RCsNHFiYCoUJpMmBX3yW38FCwMZ9wjjffACBd71m2zvGa7NKkl