La museología en territorio boliviano: el MuseoVida

20.4.20 - 

La museología en territorio boliviano: el MuseoVida

Todo es
proceso
construcción permanente
con aciertos y errores.
Pero eso, no se hace solo/a
se hace de a muchos/as
Y desde el suelo.

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13 de marzo de 2020.
Julieta Rausch.


Toda conversación suele hacer su meollo en torno a un tema. Esta conversación colectiva tuvo la intención de girar sobre una poderosa frase del museólogo brasilero Mario Chagas “La museología que no sirve para la vida, no sirve para nada”. De allí, el nombre del conversatorio.



A la vez, toda conversación ocurre en un contexto. Por ello, si planteaba un conversatorio con trabajadores de los museos tarijeños, tenía necesariamente que conocerlos. No puedo hablar de “territorio” sino conozco.
Durante una semana recorrí los espacios de Tarija. Ese valle y chaco boliviano templado y verde. Territorio de chapacos y chapacas, cholas y cholas y de inmigrantes. De vinos, maíces y una profunda agricultura campesina ancestral.
Los museos forman parte de ese territorio que busca posicionarse como lugar turístico. Eso hace que el foco de atención en los museos sea “recibir al turista”. Estos cuentan con estructuras diversas; algunos son emprendimientos privados (derivados del coleccionismo), otros pertenecen al Estado, a la Universidad Juan Misael Saracho o a la Orden Franciscana. Ningún museo supera las diez personas como personal, pero sí tienen a cargo colecciones patrimoniales voluminosas y diversas.
De visita por los espacios, y en conversaciones informales, se comentó la necesidad de capacitación, contar con espacios del trabajo para lecturas y análisis teórico.
De esa necesidad, surgió la posibilidad.




En el marco del 4° Paro Internacional Feminista, el lunes 9 y martes 10 del mes pasado, en forma intensiva se llevó a cabo el curso/taller sobre la “ciencia de los museos”, desde un abordaje “vital”. Pensar el MuseoVida, cuyo centro son las personas (¡vivas!)
Y si bien, el conversatorio fue pensado, en primer lugar, para los/as trabajadores de museos de Tarija, el salón del Centro Cultural Casa Creart se colmó. Trabajadores de distintas instituciones culturales, estudiantes de carreras afines, docentes, investigadores, emprendedores ligados a productos regionales y al turismo, entre otros interesados/as. Cerca de ochenta personas participaron; se evidenciaba la necesidad de conocer, debatir, preguntar, pensar con otres.
La búsqueda del saber moviliza, del mismo modo que conocer a otros y otras y hacer red. Para ello, se dispuso una pared para “Post-it” con datos personales, profesiones, intereses, puestas al servicio de quien nos necesite. Hacer red; saber que no estamos solos ni solas es fundamental para imaginar otros museos.




El lunes se inició temprano conversando sobre algunos conceptos teóricos como la definición de “museo”. Pensarla, implicó retomar las discusiones dadas en la 25° Conferencia del ICOM del 2019 en Kioto, Japón. En dicha oportunidad, no se llegó a una nueva definición, lo cual evidencia la necesidad de seguir debatiendo o, dicho de otro modo, a nivel mundial estamos en permanente redefinición, aprendiendo de lo que acontece. Hoy, en cuarentena, ¿cómo se define un museo?
Luego, se plantearon cuatro ejes a debatir en grupos, teniendo como realidad concreta, los museos de Tarija. Conceptos como: (este) Territorio; (este) Tiempo Presente; los vínculos entre sujetos/as y objetos; los vínculos con otros/otras/otres.
En conversaciones reducidas de 4 o 5 participantes, los conceptos se desmenuzaban mejor y generaban derivas difíciles de sostener:
¿Ciudad o departamento?, ¿territorio sólo de chapacos?, ¿cómo se nombra el “noviembre de 2019” desde un museo tarijeño?, ¿mi reloj puede ser objeto de museo?, ¿cuál es el límite de la relación con los otros?, ¿existe un límite?





El martes fue el día de imaginar otros museos posibles. En grupos, se diseñaron propuestas concretas para comunidades (imaginadas) y así, poner en relación los museos tarijeños y las colecciones patrimoniales, con grupos específicos.
¿Los museos reconocen la diversidad de comunidades que conforman Tarija? ¿Es posible que un Museo Nacional de Paleontología y Arqueología se enlace con los jóvenes raperos que se reúnen a competir en la plaza Sucre, a dos cuadras?

Nuevamente, surgen más preguntas, más problemáticas, incluso, límites ante lo posible e imposible de un museo (¡Juguemos imaginando, incluso, lo imposible!)
Algo pasó. Los debates y discusiones surgieron y con ellos, parte del sentido común de la sociedad tarijeña: “¿Por qué un museo tendría que gastar tiempo y recursos en trabajar con el colectivo TLGB?”
¿Por qué si? ¿Por qué no? Porque, claramente como esa misma pregunta encubre, es una decisión política. Una postura política que se encuadra en la Museología Social.
La obviedad no resulta cuando se reconoce que los territorios son múltiples, diversos y altamente complejos; son espacios de disputas por el poder. Y, en particular, la pregunta resulta pertinente si se toma en cuenta el profundo tramado religioso de Tarija, donde la Iglesia Católica ordena y da sentido a la vida social.
Algo ocurrió, algo se movilizó y se inmovilizó. La museología social se expandió y sacudió prejuicios y estereotipos. Algo de eso sirvió.
La militancia en un museo es, incluso, asumir la alteridad más reaccionaria.
Allí, el mayor desafío; mirar a los lados y tirar redes hacia el/la otro/a/e distinto a mí.





Luego, de compartir con el resto del curso las propuestas, fue un honor contar con la experiencia de Vladimir Cruz Llanos, Director de la Casa Nacional de Moneda de Potosí durante los años 2017 y 2018. Vladimir compartió su experiencia de gestión que llevó a la Casa de la Moneda a ser un espacio abierto; “se la teníamos que devolver a los indios", reconociendo en esa frase la genuina pertenencia histórica de las comunidades originarias. Desde allí que varios proyectos implicaban habitar la Casa por los/las descendientes de aquellos que la construyeron con sus propias manos.
Existe la necesidad de construir significados de orden simbólico sobre la participación de los indígenas en el conjunto de la relaciones sociales y culturales del periodo colonial, el museo debe ser el espacio de la emancipación cultural, además de problematizar las representaciones de la diversidad cultural, sin duda que la tarea es compleja, transformar las practicas museológicas y museográficas del periodo de dominación colonial conlleva democratizar el museo, hacer accesible al gran público nacional el patrimonio cultural de nuestra historia como Estado Plurinacional […]”1.




Este conversatorio no terminó allí, continuó en un grupo de whatsapp, sigue en cada lectura propuesta o cada link enviado sobre una actividad. En la formación no hay principios ni fines, sólo caminos y procesos. Más preguntas, más evaluaciones, más pruebas y errores; donde se trama lo político, lo poético, lo ético, lo amoroso.
Hacer un museo en función de la vida es un museo a “escala humana”; es mirar a los ojos, tomarse el tiempo de escuchar, observar, investigar, conversar y continuar, incluso en estos tiempos donde prima la mayor distancia social.


Texto para ATM: Julieta Rausch
Créditos de fotos: Iván Castrillo, Fabio Sergio Cruz.
Agradecimientos: Fabio Sergio Cruz, Javier Navarro, Iván Castrillo, Centro Cultural Casa CREART, Vladimir Cruz, Secretaría de Turismo y Cultura de la Alcaldía de Tarija, Universidad Autónoma Juan Misael Saracho.
Contactos: Centro Cultural Casa Creart Domingo Paz 517, Tarija, Bolivia. Facebook: Fabio Sergio Cruz.

1 Cruz, Vladimir. “El museo como espacio de emancipación cultural” http://migrana.vicepresidencia.gob.bo/articulos/el-museo-como-espacio-de-emancipacion-cultural/