El día miércoles 9 de marzo la Asamblea de Trabajadores de Cultura
presentó ante las autoridades del Ministerio de Cultura una declaración en
respuesta a la entrevista al Secretario Nacional de Patrimonio Américo Castilla
publicada en el diario La Nación el domingo 21 de febrero pasado. (http://www.lanacion.com.ar/1872321-americo-castilla-los-museos-tienen-poco-en-cuenta-a-los-visitantes)
Los trabajadores solicitaron derecho a réplica ante la Secretaría
general de redacción del periódico, dado que en la mencionada nota se emiten declaraciones
que operan en perjuicio de su labor y desempeño como trabajadores de la
cultura, y que se los agravia con falsas justificaciones de los despedidos
realizados en el ámbito del Ministerio de Cultura de la Nación.
El diario ofreció un espacio en la sección Carta de lectores, con
reducción a un tercio de la nota elaborada por los trabajadores. La misma aún
no ha sido publicada ya que demandan que sea firmada por una sola persona,
diluyendo la autoría colectiva de la declaración.
Publicamos aquí la nota completa.
La Asamblea
de Trabajadores de la Cultura está conformada por trabajadores de:
Museos nacionales, universitarios y de otras jurisdicciones; Institutos de
investigación; Programas, áreas y organismos dependientes del Ministerio de
Cultura de la Nación.
La “incomodidad” de Américo Castilla
Con relación a la entrevista al
flamante Secretario de Patrimonio Nacional Américo Castilla, publicada el 21 de
febrero en el diario “La Nación”, quienes integramos la Asamblea de
Trabajadores de Cultura consideramos necesario ejercer nuestro derecho a
réplica manifestando nuestra posición frente a la gravedad de algunas de sus
declaraciones.
El nuevo funcionario reconoce que la
actual no es una situación cómoda para asumir, ya que se encuentra inserta en
el contexto de los recientes despidos del área de cultura. Aun así, no duda en
manifestar sus opiniones en lo relativo a variados temas.
Al comienzo de la entrevista,
Castilla afirma que “se ha designado
gente con irresponsabilidad”. Es cierto que en los últimos años ha
aumentado el personal en muchas instituciones, debido a que durante la década
de 1990, en correspondencia con la implementación de políticas neoliberales en
el país (a las que posteriormente menciona como causa del “atraso” de nuestros
museos), se produjo un desmantelamiento de las plantas permanentes, combinado
con la tercerización o privatización de los servicios que estas instituciones
brindaban. Las designaciones de los últimos años obedecen a un crecimiento de
los equipos técnicos de los museos y a la creación de nuevos programas y
proyectos que garantizan el derecho a la cultura a amplios sectores de la
población (Ronda Cultural, M.A.T.R.A, el Taller de Arte en el MNBA, entre
otros), como así también a la apertura de nuevos espacios culturales (Casa
Nacional del Bicentenario, 2010; Museo del Libro y de la Lengua, 2011; Museo
del Bicentenario, 2011; Casa Central de la Cultura Popular, 2013; Museo
Malvinas e Islas del Atlántico Sur, 2014; Centro Cultural Kirchner, 2015). Vale
aclarar que todas estas incorporaciones se efectuaron siguiendo las reglas y
procesos de selección establecidos en las diversas leyes de contratación del
Estado. Si bien ese crecimiento se dio por medio de plantas transitorias y
contratos de locación de servicios, lo cual generó inestabilidad en los puestos
de trabajo, la nueva gestión, en lugar de resolver la precarización laboral de
los trabajadores reconociendo formalmente su formación, experiencia y labor,
demuestra a cada paso que busca desmantelar lo que se ha construido. La
metodología de despidos (sin evaluación previa, con listas de personas que no
pueden ingresar a su lugar de trabajo), tan particular de la actuación de este
gobierno, se contradice con los objetivos enunciados posteriormente por
Castilla en relación al diálogo entre el museo y el público, ya que casi todos
los despedidos afectan al personal técnico profesional, trabajadores idóneos e
indispensables para el funcionamiento de las áreas en las que se desenvuelven.
El abogado Castilla sostiene que: “…quien está más desprotegido es el público
[…] el paradigma de los museos es muy anticuado. La mayoría de la gente no va a
los museos ni ve que ahí haya una fuente que habilite un diálogo de otra
naturaleza con la cultura. Y eso es lo que nos proponemos cambiar en estos
cuatro años que vienen.” Sus dichos demuestran un desconocimiento de las
acciones que se vienen realizando en los museos, con el objetivo de mejorar la
calidad de los servicios ofrecidos a los visitantes y de ampliar y diversificar
los públicos. En ese sentido, difama a los trabajadores denigrando las tareas
que éstos vienen desarrollando de manera permanente en sus instituciones.
El secretario menciona que el
“atraso” de los museos se debe a que falta incorporar al público, porque el
discurso lo arman solamente curadores y científicos. Frente a esto, propone
incorporar a las nuevas generaciones, lo cual se contradice con la política de
despidos masivos que está llevando adelante el Ministerio de Cultura,
concentrados en su mayoría en las áreas de Educación, Prensa y Biblioteca de
los museos, y el personal desafectado comprende principalmente jóvenes
profesionales.
Coincidimos con Castilla cuando
sostiene que quien más necesita de la actuación de la Secretaría de Patrimonio
es “el público”. Los museos y sitios patrimoniales no tienen sentido sin la
presencia y participación activa de sus visitantes. Lo que nos preocupa al
respecto es que entre las últimas medidas se ha optado por desmantelar
programas como Ronda Cultural (www.facebook.com/paseaconronda/), que desde 2014 tiene como
principal objetivo facilitar la logística para que miles y miles de argentinos
se acerquen y participen de los museos acompañados por profesionales idóneos.
La clausura de este tipo de programas favorece la continuidad del “público”
clásico habitué en los museos, pero va en contra de la inclusión de nuevos
sectores.
Dice el secretario Castilla que “En el tiempo que los europeos llaman las
tres "décadas de oro" de los museos (las décadas de 1970, 1980 y
1990) acá estuvimos en una guerra o en el menemismo. Estos temas se relegaron,
formaban parte de un cenáculo muy pequeño”. Más allá de que hablar de
aquellos años como una “guerra” constituye un error grave en términos históricos
y reedita el discurso elaborado por el autodenominado “Proceso de
Reorganización Nacional” y sus defensores, quizás sea necesario recordar que
durante la década de 1960 y principios de la de 1970 se dieron expresiones
artísticas en nuestro país —y otros lugares del mundo— que revolucionaron el
antiguo paradigma tradicional de los museos. Por ejemplo, la conocida Mesa
Redonda de Santiago (Chile, 1972), cuyas premisas dieron origen al paradigma de
la Nueva Museología, práctica que se extendió por Latinoamérica y otras
geografías del entonces llamado “Tercer Mundo”, y que en nuestros países fue
desarticulada y reprimida durante las dictaduras cívico-militares que asolaron
a la región bajo la norteamericana Doctrina de Seguridad Nacional.
En la década de 1980, con la
recuperación de la democracia, los museos nacionales en Argentina fueron
protagonistas de un gran crecimiento. Ejemplo de ello fue la creación de la
Dirección Nacional de Museos, en el año 1984, y la implementación de
estructuras orgánico-funcionales mediante el decreto 1934/86, por el cual se
crearon nuevas estructuras para los museos dependientes de la Dirección
Nacional de Museos, en términos de misión y función, planta permanente y planta
de gabinete. Se destacaba en el decreto que los cargos de carácter
especializado deberían ser cubiertos mediante concurso de antecedentes y
oposición. Esas medidas posibilitaron proceder a la departamentalización de los
museos nacionales, considerando sus funciones, tipología y ámbito de
proyección.
Otro de los puntos que nos alerta es
la definición de “cultura” que maneja
Castilla. Asevera que “La mayoría de la
gente no va a los museos ni ve que ahí haya una fuente que habilite un diálogo
de otra naturaleza con la cultura” o que
“Hemos tenido una clase dirigente ‘culta’ a fines del siglo XIX, muy ligada a
la ilustración“. Esa afirmación separa a “la cultura” —entendida como un
producto acabado, estático, privilegio y atribución de determinado sector de la
sociedad— de “la gente”, que sería portadora de una “baja cultura” o,
directamente, carente de ésta. Esto se refuerza con la mirada eurocentrista que
tiene Castilla, al proclamar el supuesto “atraso” de los museos nacionales en
relación “con los museos europeos,
norteamericanos y hasta algunos latinoamericanos.” Bajo esta mirada subyace
la idea de que todos los museos del mundo deberían seguir un mismo camino,
guiados por los países del “Primer Mundo”. Creemos que las instituciones, en
tanto se insertan en coyunturas socio-políticas cambiantes, son dinámicas. En ese
sentido, acordamos con el Secretario en que es fundamental una permanente
revisión de nuestras prácticas para sostener diálogos más ricos y estrechos con
los visitantes, pero no a costa de relegar nuestra identidad y nuestra propia
historia.
Por otra parte, Castilla banaliza la
gran concurrencia de la Noche de los Museos (NDLM) al señalar que: “Eso se da por lo social, que es lo que el
museo no provoca el resto del año. Van porque les resulta entretenido
encontrarse con gente de su generación en una fiesta. Frente a esa evidencia,
el museo tiene que ser más consecuente, tiene que ser un lugar de contacto
social”. Afirmar que los museos no
provocan “lo social” el resto del año es falaz e injusto, ya que la NDLM es un
evento con características únicas: se realiza solo una noche al año, con un
nivel de difusión promocional muy superior al de la programación regular y con
participación de artistas de renombre. Durante el resto del año, la
programación de los diferentes museos promueve el “contacto social” en otra
escala, a través una nutrida variedad de propuestas que diseñan los
trabajadores.
Para finalizar, queremos decirle al
Sr. Américo Castilla que sabemos que un nuevo gobierno implica la realización
de nuevos proyectos. Lo que nos resulta inaceptable es que ese proyecto se
realice a costa del desplazamiento arbitrario de centenares de trabajadores con
sobradas capacidades, respaldadas por su formación y experiencia, para llevar
adelante los objetivos que él mismo plantea en la entrevista. El pasado 20 de
febrero (día anterior a la publicación de esta entrevista) se realizó frente a
las instalaciones del MNBA la jornada “La Cultura NO se Achica” en la que
participamos cientos de trabajadores de distintos museos, programas y espacios
patrimoniales, en reclamo de esta situación. Solicitamos que, en su carácter de
nuevo Secretario de Patrimonio, asuma las responsabilidades que le corresponden
en acuerdo con el contexto social actual. Si esta situación lo incomoda, o no
está a la altura de las circunstancias, puede dar un paso al costado.
La Asamblea de trabajadores de Cultura está compuesta por trabajadores
de Museos nacionales, universitarios y de otras jurisdicciones; Institutos de
investigación; Programas, áreas y organismos dependientes del Ministerio de
Cultura de la Nación.