EL CAMINO DEL GENOCIDA EMPIEZA CON
LA EXCLUSIÓN CULTURAL EN EL MUSEO Y EN LA ESCUELA
Por
J. Santacana
http://didcticadelpatrimonicultural.blogspot.com.ar/2014/07/el-camino-del-genocida-empieza-con-la.html
¿Igualdad o heterogeneidad?
Hoy
intuimos que una educación y una cultura patrimonial y museística inclusiva
implica una transformación de base en los formulas educativos actualmente vigentes y ello es así
porque los enfoques dominantes en la
escuela se basan en obtener una
educación basada en la homogeneidad y lo
que se precisa en las sociedades actuales son fórmulas que se basen y respeten
la heterogeneidad, la diversidad y que sepan valorar la diferencia. Algo
similar ocurre en el museo; la visión que ofrece a menudo es unidimensional y
se basa en el supuesto que todos sus usuarios partimos de los mismos
pre-supuestos culturales iniciales; nada más lejos de la realidad.
El derecho a ser diferente es el
derecho a la propia identidad
Y
para conseguir una educación inclusiva y
la atención a la diversidad en museos y escuelas es necesaria una mayor competencia profesional de los
gestores culturales, museólogos y docentes, formar equipos de técnicos,
museólogos, educadores, maestros y maestras que sepan estimular el trabajo
cooperativo; se requieren proyectos educativos, tanto en escuelas como en museos mucho más amplios, mucho más flexibles, que
se adapten a las diferencias y las desiguales y necesidades de los
individuos. Se requiere una educación y
unos programas y discursos museológicos
para todos, pero sobre todo, para cada uno, en la cual el niño o la
niña, así como el adulto aprendieran a ser ellos mismos. Precisamente para
aprender a ser uno mismo es
necesario hacer efectivo el derecho a la
propia identidad respetando a cada uno
por lo que es y por como es. Y adquirir este derecho presupone valorar un conjunto de atributos, características
y cualidades tanto fenotípicas como de
tipo cultural. Es esto lo que facilita a las personas a ser lo que quieren ser y no lo quieran otros que
sean.
En el museo de Historia de Barcelona (Foto del autor) |
El mito que demonizó la diversidad
Según
el Génesis, Dios castigó la soberbia de los humanos en Babel, con la aparición
de las diversas lenguas; de esta forma, no podían entenderse y se disgregaron;
no se pudo ultimar su obra colectiva, la Torre de Babel. Así, mediante este
mito se demonizó la diversidad humana, que paso a ser el resultado de un castigo
divino. Este relato, aun desconociéndolo muchos en su formulación literaria
bíblica, esta interiorizado en nuestras mentes. ¡No somos todos iguales a causa
de una maldición divina!.
Aprendiendo las diferencias (Foto del autor) |
¡Y, sin embargo, todos somos
diferentes!
Y
en realidad, los humanos no somos iguales; somos todos diferentes. Comemos
cosas distintas, vestimos de forma diferente, amamos y gozamos de forma diversa
y nuestras fórmulas de comportamiento pautadas por la cultura son infinitas y
diversas. Sin embargo la escuela ha
tenido la pretensión de hacernos, de convertirnos a todos en iguales.
Mujeres musulmanas en El Cairo (Foto del autor) |
La exclusión cultural y sus
“listones”
También
el sistema de museos ha establecido un “listón” cultural a partir del cual el
museo es comprensible o no lo es; ¿Quién puede comprender la pintura barroca
sin compartir la mitología cristiana que el museo da por supuesta? ¿Cómo hay
que mostrar un retablo gótico a un colectivo musulmán? La no solución de este
problema ha conducido a que, si eres
diferente, quedas excluido de la comprensión. La escuela, como el museo, en la
medida en que no se plantean fórmulas de inclusión cultural, pretenden igualar y, por lo tanto, eliminar
aquello que es diferente o bien a convertir lo diferente en motivo de
exclusión.
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Matanza de mujeres y niños en Talheim (Alemania) en el III milenio antes de Cristo (Ilustracion Mar H. Pongilupi) |
El camino de la exclusión acaba
justificando al genocida y al fanático.
Y
la eliminación de las diferencias se inicia en el museo o en la escuela, se
continúa en los arquetipos sociales y se concluye con la demonización de la
diferencia. El resultado histórico de la voluntad
de eliminar las diferencias lo vemos cuando visitamos estos nuevos espacios
patrimoniales que han ido surgiendo en Europa y en el resto del mundo después
de la Segunda Guerra Mundial y que son los campo de concentración. Ellos, con
todo el horror que llevan aparejados, constituyen una parte imborrable de
nuestro patrimonio cultural, es decir lo que nos ha legado nuestra cultura y
nuestra educación basada en conceptos que han priorizado la exclusión social y
cultural con la pretensión de homogeneizar a los humanos.
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Polonia 1940. ¡Eran indiseables! (Wikimedia commons) |
La lección del pasado como
conclusión
Después de dos siglos de pretender ser
iguales, viendo los trágicos resultados obtenidos, ¡quizás sea prudente empezar
a valorar como buenas las diferencias!
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Hoy... "Es un indeseable!¡Un pequeño terrorista! (Foto web) |