El sable de San
Martín regresó al Museo Histórico Nacional en la Semana de Mayo
La presidenta de la Nación,
Cristina Fernández de Kirchner, encabezó el domingo 24 el acto en el cual el Museo Histórico Nacional recibió,
luego de 48 años, el sable corvo de San Martín para exhibirlo al público. El
traslado de esta pieza histórica desde el Regimiento de Granaderos a Caballo
hasta el museo estuvo acompañado por una multitud de personas en las calles. La
ministra de Cultura de la Nación, Teresa Parodi, definió al desfile como
“conmovedor”. “La gente siguió el traslado en las calles; con los chicos
saludando a los Granaderos que siempre despiertan una gran emoción. Como dice
la Presidenta ‘tenemos Patria’ y hemos recuperado los símbolos patrios”,
sostuvo.
Así se informó la noticia del
evento realizado el pasado domingo en la web del Ministerio de Cultura de la Nación.
http://www.cultura.gob.ar/noticias/cristina-kirchner-deposito-el-sable-de-san-martin-en-el-museo-historico-nacional/
Museos y proyectos políticos
En
su texto Los museos históricos en la Argentina entre 1889 y 1943, la historiadora María Elida Blasco
describe los orígenes del Museo Histórico Nacional:
“En 1889, durante la presidencia de Juárez Celman, Bartolomé Mitre,
Julio A. Roca, Andrés Lamas, Ramón J. Cárcano,
José Juan Biedma, Estanislao S. Zeballos y otras personalidades de la época, se
reunieron para formar la comisión fundadora de un “Museo Histórico de la Capital”
con el objetivo de reunir “las glorias nacionales bajo un mismo techo”.
Pero fue sin duda, por iniciativa de Adolfo P. Carranza que este museo – que en
su origen surgió como institución municipal- se transformó en Museo Histórico Nacional y, a
su vez, en el “templo de las glorias
nacionales” destinado a evocar “las tradiciones de la Revolución de Mayo y
la Independencia”.”
En 1941 la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares
Históricos publicaba el “Reglamento para los Museos Históricos” y establecía: “Los
museos históricos son expresión ilustrada de la historia patria. A tal efecto,
las piezas que formas sus colecciones, se hallarán debidamente clasificadas
según el orden cronológico, por épocas y períodos históricos y en casos
especiales a determinadas personalidades del pasado se asignará, una u más
secciones en relación a su importancia y al número de objetos reunidos”. (Boletín de la CNMyLH, N° 4, p. 684.)
Entre 2005 y 2013 el proyecto de renovación integral del Museo Histórico
Nacional, llevado adelante por el Dr. José Antonio Pérez Gollán, se planteaba
como cambios profundos en sus exhibiciones:
·
El guión museológico general partiría de la multiplicidad
del espacio geográfico, sus habitantes y sus voces.
·
El
visitante podría apreciar una cronología comparada con los acontecimientos
políticos y culturales fundamentales de la historia argentina y su relación con
la historia universal.
·
Se
presentarían ejes temáticos que abordaran la historia nacional
incorporando períodos, procesos y actores sociales poco considerados por el
relato histórico tradicional. Esos ejes definirían problemas, enfoques y áreas de interés para ser tratados en su
desarrollo histórico.
·
La
investigación histórica no se limitaba a los equipos de profesionales del Museo
sino que proponía contar con el apoyo
de los ámbitos de producción académica y la modernización de la museografía,
a fin de contextualizar y poner en valor la narración y las colecciones
expuestas.
·
Los
objetos que formarían parte de la exposición serían acondicionados de acuerdo
con las indicaciones y soportes requeridos para la conservación en
exhibición de los mismos.
En gestiones anteriores al 2005, se había representado hegemónicamente la historia
institucional y militar de la Argentina, y a diferencia de esa visión, uno
de los objetivos principales que desarrolló el museo durante la
gestión de Pérez Gollán fue la de generar nuevas representaciones que
dieran lugar a la voz
de otros sujetos sociales:
“Como fundador del Museo Histórico Nacional, Adolfo P. Carranza fue el
encargado de reunir sus primeras colecciones. Para tal fin recurrió
principalmente a las familias porteñas descendientes de los próceres de la
Revolución de Mayo y de las Guerras de la Independencia. A fines del siglo XIX
los museos históricos eran las instituciones que resguardaban y transmitían a
las nuevas generaciones la tradición patriótica de la Argentina. El Museo
Histórico debía ser el Panteón de la Patria donde se venerara la memoria de los
héroes fundadores de la nacionalidad y las reliquias que los representaban.
Hoy, ya iniciado el siglo XXI, las colecciones han dejado de ser
consideradas reliquias para constituirse en patrimonio histórico de todos los
argentinos. El Museo Histórico Nacional deberá brindar al visitante un panorama
de los complejos procesos sociales, en el más amplio sentido del término, que
confluyeron para construir la Argentina contemporánea.
El desafío reside en ampliar las colecciones para que estén
representados los actores históricos aborígenes, afro-americanos, inmigrantes
de distintas procedencias, clases sociales, comunidades étnicas y religiosas,
partidos políticos, grupos de poder o sectores económicos y culturales
regionales.” (Exposición Renovar el Museo, 2007)
Los núcleos temáticos que proponía
abordar el nuevo proyecto (difundido con los logos del Museo Histórico
Nacional, la entonces Secretaría de Cultura de la Nación y la Asociación de
Apoyo al MHN) planteaba un enfoque moderno y rompía con las estructuras
tradicionales:
“Hace dos años este
museo tenía dos salas abiertas. Hoy hemos completado todo el relato
historiográfico desde los pueblos originarios hasta 1910. Tenemos catorce salas
abiertas. Tenemos un San Martín interactivo a quien la gente puede hablarle y
él contesta. Abajo hay una sala de videojuego donde los chicos pueden jugar con
los objetos de la historia. Y hoy recibimos el sable corvo del general, que es
la pieza más valiosa de este museo”, dice la directora nacional de Patrimonio y
Museos, Araceli Bellotta, a cargo del Museo Histórico Nacional.” http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-273431-2015-05-25.html
En
el recorrido actual del museo se evidencia una gran inversión de dinero en la
museografía (vitrinas, iluminación, soportes, gráfica), y la calidad del
montaje demuestra la existencia de un equipo de trabajadores profesionales y
con el expertizaje necesario para garantizar la preservación de las colecciones
en exhibición.
En cuanto al
contenido de las salas inauguradas en estos dos años, reflejan los siguientes
temas: pueblos originarios, misiones jesuíticas, virreinato, invasiones
inglesas, revolución de mayo, guerra de independencia, período 1820-1852,
período 1852-1910, Adolfo Carranza, San Martín y la recién inaugurada sala del
sable.
Debatiendo
proyectos políticos en los museos
A
la hora de pensar la función y el rol social de los museos, considero necesario
resaltar las palabras del museólogo y poeta brasilero Mario Chagas:
Durante mucho tiempo los museos sirvieron apenas
para preservar los registros de la memoria y la visión de mundo de las clases
más acomodadas; de igual modo funcionaron como dispositivos ideológicos del
estado y también para disciplinar y controlar el pasado, el presente y el
futuro de las sociedades en movimiento. En la actualidad, al lado de esas
prácticas clásicas un nuevo fenómeno ya puede observarse. El museo está pasando
por un proceso de democratización, de resignificación y de apropiación cultural.
Ya no se
trata apenas de democratizar el acceso a los museos instituidos, sino de
democratizar el propio museo comprendido como tecnología, como herramienta de
trabajo, como dispositivo estratégico para una relación nueva, creativa y
participativa con el pasado, el presente y el futuro. Vale además considerar
que se trata de una herramienta y un artefacto, que puede servir también para
tiranizar la vida, la historia, la cultura; para apresar el pasado y apresar a
los seres y a las cosas en el pasado y en la muerte.
De este modo para entrar en el reino narrativo de
los museos es preciso confiar desconfiando, es necesaria una perspectiva
crítica: los museos son lugares de memoria y de olvido, así como lugares de
poder, de combate, de conflicto, de litigio, de silencio y de resistencia…
Para debatir los proyectos, convoco
a reflexionar críticamente sobre las siguientes preguntas:
·
Qué
proyecto político queremos para el Museo Histórico Nacional?
·
Qué
historias queremos que se relaten/expongan/legitimen en sus salas?
·
Qué
voces buscaremos incorporar/invitar a participar en la construcción de los
relatos?
·
Quiénes
podremos decidir sobre el uso de nuestro patrimonio?
Veronica Jeria, Lic. en Museología
29 de mayo de 2015