INMIGRACIÓN CONTEMPORÁNEA

18.10.13 - 


Desde el año pasado, con el desembarco del artista francés Boltanski, la Universidad de Tres de Febrero firmó un convenio por diez años con la Dirección Nacional de Migraciones, para hacerse cargo del emblemático edificio del Hotel de Inmigrantes, en Retiro, cerrado al público desde hacía tiempo y declarado Monumento Histórico Nacional junto al desembarcadero en el año 1990.
Hace algunas semanas y con gran expectativa, abrieron la exhibición permanente del llamado “Museo de la Inmigración” titulada “Para todos los hombres del mundo” y publicitada junto a un nuevo Centro de Arte Contemporáneo (C.A.C)  manejado también por el museo de la Untref dentro del mismo edificio histórico.
El espacio del museo, desplegado en una sala única, contiene la cronología de la inmigración en nuestro país, documentos y algunos pocos objetos, muchos recursos audiovisuales e instalaciones de artistas contemporáneos sobre la temática migratoria y otros ejes que al parecer resultaron adecuados a los ojos de los curadores.
La sala, sin embargo, no está comprometida en el espacio en el que está, es decir, podría estar en cualquier otro lugar. La estructura del edificio no habla por sí sola, necesita ser interpretada con diferentes recursos para poder contar la riquísima historia que contiene.
El espacio blanco inmaculado, no logra establecer un vínculo emocional entre lo expuesto y el visitante, que teniendo presente su propia historia familiar tocada por alguna ola migratoria, al menos en un gran porcentaje, no se ve reflejado en el relato formal ni en las obras de los artistas contemporáneos, sin duda valiosos, pero en otro contexto.
El gran espacio del Centro Contemporáneo que ocupa casi todo el piso tres, propone una serie de videos de artistas internacionales, que con grandes pantallas tapan lo poco que queda de las instalaciones originales.
El edificio, incluso ahora, en su complicada condición estructural, tiene un rol importante en el paso migratorio, ya que en la planta baja aún funcionan oficinas de la Dirección Nacional de Migraciones. Puede uno imaginarse haciendo un poco de esfuerzo a grupos de italianos, españoles, polacos, ucranianos etc., haciendo colas para el ingreso, bajando de los barcos con sus baúles, sus hijos pequeños, acomodándose en los grandes dormitorios, tratando de comprender el sistema de comidas y revisión higiénica, tratando de expresar sus apellidos correctamente, buscando desesperadamente como comunicarse ante la expectativa de un futuro incierto. Hoy, y a gran distancia de todo ese aceitado sistema, miles de paraguayos, peruanos, bolivianos, africanos, etc., circulan por el mismo lugar tratando de conseguir sus permisos de residencia o haciendo trámites diversos. El lugar es un puente físico del pasado al presente sobre el cual reflexionar sobre los exilios voluntarios o forzados, el esfuerzo para insertarse en una tierra extraña, sobre el amor, el desarraigo, pero también sobre la construcción, la unión, la búsqueda de oportunidades, el ingenio, la mezcla de culturas y sus producciones, sobre la mirada de nosotros sobre otros, y la mirada de los otros sobre nosotros. La inmigración es una temática muy sensible que incidió fuertemente en la conformación de nuestro país y que ahora se manifiesta con nuevas presencias en fenómenos sociales aún no desentrañados.
Sin duda el Hotel de Inmigrantes y su nueva exhibición deberían haber respondido a una serie de consultas públicas, con proyectos y propuestas abiertas, canalizando en una puesta museográfica las ideas, objetos e historias que existieron y existen a partir de la llegada de individuos buscando un futuro mejor. Hubiera sido una experiencia enriquecedora para todos y no sólo para el arte contemporáneo.
Ver y opinar.
El Museo de La Inmigración y Centro de Arte Contemporáneo están en Av. Antártida Argentina 1355. Entrada libre y gratuita.

Por ATM: Lucila Pesoa