Entrevista a Cristian Jure, antropólogo, documentalista y director del Dto. Audiovisual del Museo de Ciencias Naturales de La Plata

15.6.12 - 
Museos con más preguntas y menos respuestas

Dentro del Edificio del Museo de Ciencias Naturales, en las oficinas del departamento Audiovisual, un corresponsal de ATM tuvo la oportunidad de entrevistar a Cristian Jure, antropólogo y documentalista, que entre otros trabajos ha realizado junto a Emilio Cartoy Díaz, “La guerra por los otros medios” (disponible para ver en YouTube) en donde se muestra de qué forma comunidades originarias de Bolivia, Brasil y Argentina, están utilizando en su favor y para su lucha los medios de comunicación y la tecnología como poderosas armas de difusión, registrando y transmitiendo sus vivencias y problemáticas desde sus propias visiones sin la intervención de los medios hegemónicos.
La experiencia de Cristian como comunicador, antropólogo y trabajador del MCNLP nos interesó particularmente para escuchar cuál es su visión sobre el momento de auto-revisión que transita la institución a partir de la no exhibición e implementación de la política de restitución de restos humanos a sus comunidades, y sobre el rol de los antropólogos y los trabajadores del museo en esta transición.

ATM: En qué momento la institución empieza a reflexionar sobre las colecciones de restos humanos?
C.J: Los primeros reclamos contundentes empezaron en los noventa. Ahí se empiezan a hacer fuertes y empiezan a tener más visibilidad. En ese momento la posición tanto del Museo como del Consejo de la Universidad fue negarse rotundamente a deshacerse de sus colecciones. Es importante entonces el pedido de restitución del cacique tehuelche Inacayal, que sienta un precedente ya que a través de un proceso legal se forzó al museo a hacer la restitución, eso sentó un antecedente importantísimo para los casos futuros.
La institución recién empezaba a hacer este camino de autocrítica. No se pedía solamente la no exhibición si no también la devolución de los restos, y hacerlo implica mucho más que el respeto a los ancestros de un grupo, implica que te los robaste, que los sacaste de su lugar de origen y que estás dispuesto a devolverlos donde pertenecen.
En realidad los reclamos nunca fueron masivos. Las comunidades tienen cuestiones urgentes importantes y necesarias, y si bien la restitución de restos es muy importante, claramente el reclamo de la tierra, el avance de la soja y mejorar sus condiciones de vida están arriba en la lista de prioridades, por eso, hoy, es el museo el que debe facilitar las restituciones y no mantenerse pasivo esperando los reclamos. 
 
ATM: Cómo se manifestaba antes y ahora la posición del Museo y la Universidad?
C.J: Desde el primer momento, y aún hoy también, hay quienes consideran a los restos como objetos de estudio, con número de inventario y como parte importante de la colección.
Esa posición se mantiene fuerte aún hoy en algunos sectores del museo y hace algún tiempo era la posición hegemónica en la institución.

ATM: Cómo justificaba el museo la permanencia de la postura que sostenía la exhibición y posesión de los restos?
C.J: Hay muchas prácticas que algunos relativizan desde el momento histórico, con eso se les da validez, y con esa excusa también se podría reivindicar el nazismo, se reivindica cualquier cosa desde el relativismo. Pero incluso hay artículos periodísticos y documentos, en donde en ese momento en el que se realizaban, también eran muy cuestionadas. Por supuesto ni hablar de los grupos indígenas, que a principios de siglo XX no eran organizaciones como ahora, y que obviamente las consideraban aberrantes.
Parte de los restos del museo son de la colección de Estanislao Zevallos, que fue el abogado que escribió para Julio A. Roca la fundamentación de la campaña del desierto.
Zevallos se transforma en el mayor coleccionista de cráneos, y para algunos grupos los cráneos son trofeos de guerra. Hay una línea dura que dice que no fue un arqueólogo con un fin científico el que acumuló los cráneos, fue un particular con un interés bélico. El fundamento científico se pone después avalando esa práctica.
Como estudiante recuerdo que era muy común estar manipulando cráneos como algo normal, y cuando surgió el debate en la facultad, nos empezamos a plantear el tema, y ahí empieza un proceso interno de repensar la situación. Es un tema educativo, hay que inducir la reflexión y desnaturalizar la práctica.

ATM: Cómo fueron los procesos de restitución hasta ahora?
CJ: Los mecanismos de restitución no son únicos. Cada caso fue particular.
En este Museo se dieron los casos más emblemáticos, porque era el museo más importante del país y es ahora el que tienen mayor cantidad de restos humanos. Los casos de restituciones fueron pocos hasta ahora y los más resonantes fueron los del cacique Tehuelche Inacayal, el cacique Ranquel Panghitruz Güor conocido como Mariano Rosas y últimamente se cerró el largo proceso de restitución de Damiana Kryygi a los Aché de Paraguay, estos restos estaban repartidos entre La Plata y Berlín.
El caso de Mariano Rosas fue el puntapié para la ley Nº 25517 en el 2001. Esta ley es muy clara e indica que deben ser puestos a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades de pertenencia que lo reclamen, los restos mortales de aborígenes, que formen parte de museos y/o colecciones públicas o privadas. 
 
ATM: En su opinión cuál es el rol que deben cumplir los antropólogos e investigadores del área con respecto a los pedidos de restituciones y a la devolución de restos?
C.J: Nosotros como antropólogos tenemos que tener en claro una cosa muy puntual, siempre se lo digo a mis alumnos…a los originarios les robaron todo, la identidad, la tierra, la dignidad…ahora no les robemos el reclamo. El reclamo es de ellos. Nosotros como profesionales podemos acompañar el reclamo pero el protagonismo del antropólogo es contraproducente. Muchas veces cuando se habla de este conflicto de la restitución se contraponen opiniones, quienes están en contra, quienes están a favor, cuando eso no es importante.
Acá hay una comunidad que quiere recuperar sus restos, y hay un grupo de antropólogos que acompañamos. Nosotros tenemos que estar fuera de la foto, sí ayudando y facilitando todo lo que se pueda. 
 
ATM: Cómo se articula el manejo de la información recabada tanto de los restos del museo como la que extraen los antropólogos de las comunidades?
C.J: En general, difícilmente la información recabada por los antropólogos llegue a manos de las comunidades. La información llega a través de algunos pocos que hacen llegar esa información a algunas comunidades en las que trabajan. El maestro Rex González, por ejemplo, sí hacía ese trabajo, de trasladar esa data a las comunidades, facilitando esa información.
Después, hay muchos especialistas que recolectan información, se la llevan para su estudio y no vuelven jamás a las comunidades a presentar los resultados.
En este aspecto el Colectivo Guías ( organización auto convocada de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad de La Plata que integra la Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena en Argentina), hizo una tarea fundamental, hacer estas revisiones, en un principio tuvieron una apertura y un apoyo del museo y ahora no, trabajan por afuera del museo.
Ellos fueron los que identificaron los restos de Damiana Kryygi en el 2007. Este caso fue particular, porque hicieron una reconstrucción histórica y en base a eso rastrearon los restos.

ATM: Cómo es ahora la situación entre el Museo y las comunidades y cómo articula la institución el cambio efectivo en la parte expositiva?
C.J: El trato con las comunidades ahora con el museo es buenísimo, no hay conflicto.
El museo acompaña con el tema expositivo ese proceso interno, no en la forma en la que a mí me gustaría, que sería mucho más rápido y profundizando más, pero el hecho de que no estén expuestos ya es un gran logro.
En el lugar en donde se exhibían los restos hoy hay un video sobre un pedido de restitución que hizo la comunidad Aymara en las escalinatas del Museo. Este video explica de alguna forma el tema de la no exhibición de restos y con esto se ayuda al visitante a hacer la reflexión.
Igual no nos quedemos en que los restos no tienen que estar expuestos, porque eso es una parte nada más, los restos tienen que ser devueltos, porque si salen de exhibición y van a una caja a depósito en un sótano, no hay mucho avance. De todas formas todo el replanteo produjo afortunadamente que también se cambien las condiciones de almacenamiento, que eran en muchos casos no muy buenas, y ahora se tratan como material sensible.

ATM: Qué piensa como trabajador de museo y antropólogo sobre el caso del Museo de Alta Montaña de Salta que exhibe como piezas principales a los llamados Niños de Llullaillaco?
C.J: Primero, las condiciones en las que “encontraron” los restos de esos niños no son las que muestra el MAM.
Los argumentos con los que defienden esa exhibición son muy pobres y no resisten el menor tratamiento, la justificación viene por el lado del turismo, el rédito económico y la cantidad de visitantes.
Los restos del Museo de La Plata llegaron a la institución hace cien años o más, el problema y lo importante es que es lo que se hace ahora, como recomponer eso que se hizo mal. Pero lo del museo de alta montaña de Salta, se hizo mal… recién! No hay demasiada culpa entre los arqueólogos e historiadores que forman parte de eso.
Algunos integrantes de la comunidad científica no son dados a hacer ninguna reflexión sobre esos restos humanos tratados como objeto de estudio. Manejar ese paradigma en esa época es tremendamente complicado.
Hoy una excavación arqueológica, encuentra restos y primero se hace una investigación sobre si existe una comunidad de pertenencia y no se los saca de su sitio. Esto evidentemente no se hizo en este caso, sobre el que además pesan varios pedidos de cese de exhibición y restitución.

ATM: Qué rol piensa que deberían cumplir los museos en general en esta etapa de recuperación de identidades de las comunidades?
C.J: Un Museo debería ser una institución que dé cuenta de la diversidad cultural y que también llame la atención sobre las desigualdades que todavía existen, y reflexione sobre el origen de esas desigualdades. Eso se logra incorporando discursos que hoy faltan en las instituciones.
Hay demasiadas respuestas en los museos, lo que hace falta son más preguntas.

Corresponsal ATM: Lucila Pesoa