El Chalet Huergo y su bello parque, un patrimonio cultural en PELIGRO. (Comodoro
Rivadavia, Chubut, Argentina)
El relato de su historia
En la ciudad
de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, se levanta en una zona costera, el
Barrio Km 3, destinado originariamente
al personal de la empresa petrolera estatal YPF. En ese paraje se construyó en
1919 el Chalet Huergo, una casa de dos plantas que se acompañó de un parque
circundante que con el tiempo fue engrandecido y forestado. Con un
diseño original, el parque fue embellecido con esculturas del artista Bruno
Pieragnoli quien trabajó con herramientas en desuso de YPF.
Este
edificio se reserva originalmente al personal jerárquico de la empresa. Con la
privatización de YPF en los ´90s del siglo pasado, pasa a ser administrado por
la Municipalidad de Comodoro. A partir del año 2002 integra el proyecto “Chalet
Huergo Paseo Turístico Cultural”. En ese
contexto, se recupera el parque, que
había sufrido abandono y deterioro y se realizan obras en el edificio para su
preservación y mejora. Su planta baja fue dada en comodato a la Federación de
Comunidades Extranjeras para que realizasen eventos culturales abiertos al
público, y en la planta alta se armó una sala histórica que con el tiempo se
fue transformando en un museo.
Desde la apertura del Chalet Huergo al público en
2003, hubo un marcado interés por parte de los visitantes, por conocer la
historia misma del edificio y su parque. Es por eso que, desde el Área de
Investigación del museo, se pudo llevar a cabo una recuperación histórica del
edificio, su parque y también de sus antiguos trabajadores. Esto permitió armar
una muestra que contemplara la historia del Chalet, de sus visitas y sus
trabajadores. Por ser un ámbito muy particular, en comparación con otros museos
de la ciudad, se delineó una muestra museal que contemplara los distintos
sentidos en búsqueda de una experiencia distinta.
La historia aludida refiere a la de la empresa, la de
su personal y de la ciudad de Comodoro. En esa historia el Chalet mismo fue
pasando por diversos momentos. El edificio original era de mampostería de piedra, ladrillos y cemento armado.
Fue construido al lado de la perforación Nº 685, y estaba compuesto de dos
plantas; tenía a su vez, un anexo de cemento armado de planta baja, destinado a
personal de mantenimiento. Funcionaba como residencia temporal del presidente
de la empresa y de su personal gerencial e ingenieros que viajaban a la ciudad. En
1941, el edificio es modernizado y ampliado, a partir de la construcción de un
nuevo cuerpo y el cambio de su fachada, que pasó a tener un estilo pintoresquista,
muy de boga en la época. Asimismo, se le dio una amplia perspectiva al mar, que
no poseía anteriormente.
Convertido en un hospedaje de lujo sólo para aquellos
invitados por la empresa, el Chalet Huergo fue utilizado, durante la
Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia, para recibir a los gobernadores o
para agasajos que los propios gobernadores organizaban. Con el Boom petrolero
de fines de la década de 1950 y principios de 1960, entre los huéspedes del
Chalet Huergo, se destacan, presidentes nacionales e internacionales,
embajadores, miembros de las fuerzas armadas, ministros, presidentes de la
empresa estatal o de otras empresas petrolíferas extranjeras.
Por otro lado, a través de fuentes orales y del Libro
de Huéspedes del Chalet, se sabe que fue centro de operaciones militares durante
la Guerra de Malvinas (1982). La cúpula mayor del gobierno
militar, arribó en varias oportunidades a la ciudad y se hospedó en el Chalet
Huergo, donde se tomaron decisiones importantes concernientes al conflicto
bélico.
En el proceso de recuperación y patrimonialización
logra que el Chalet y su parque obtengan dos declaraciones para su protección.
En el año 2007, se declara “Patrimonio histórico y natural de Comodoro
Rivadavia”; y en junio de 2015, “Monumento Histórico Nacional” por la Comisión
Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos.
El drama
actual de este patrimonio cultural
En el año 2010, el Chalet Huergo sufre un incendio en
la planta alta lo que provocó la pérdida casi completa de una oficina –
correspondiente a la dirección del museo –. Las llamas no se dispersaron por el
resto de la planta, pero sí lo hizo el calor y el humo, afectando de distintas
maneras todo el sector. Gracias al trabajo que se llevó a cabo de limpieza con
productos químicos, se recuperó el 90% de la colección del museo.
Si bien a partir de ese desgraciado evento, se realizó
un proyecto municipal de reciclaje para poner en marcha nuevamente al museo, este
aún no se ha llevado a cabo. El personal del museo actualmente trabaja en una oficina del Centro
Cultural de la ciudad, donde va a montar una exhibición temporal sobre su
historia.
Con respecto al parque, desde el Municipio se licitó
una obra sin tener en cuenta el proyecto de reciclaje del edificio (entendidos
como elementos de un mismo conjunto, por ende indivisibles) ni la necesidad de
la realización de un muro de protección costera, ya que el mar, al no encontrar
ningún tipo de contención, entra con más fuerza al sector y socava el
acantilado, provocando derrumbes que cada vez son más frecuentes y de gran
magnitud. Si no se realiza esta obra, dentro de pocos años los desmoronamientos
de tierra llegarán hasta el edificio, y también perjudicará en un futuro a la
arteria principal de unión de la ciudad: la ruta nacional N° 3. En cambio, este
proyecto intenta dar solución a una problemática recreativa en la sociedad,
destruyendo la significación cultural del parque. Esto es, creando senderos
aeróbicos, gimnasios urbanos, juegos infantiles, entre otros en el espacio
parquizado, con el agravante de tener amplios espacios lindantes inutilizados
que pueden ser aprovechados para estos destinos.
A pesar de las notas enviadas por
la Comisión Nacional de Monumentos para la paralización de las obras y de las
notas enviadas por la Comisión Evaluadora de Patrimonio local y desde el propio
Museo, las obras continúan. Ya se han tirado abajo numerosos árboles vivos, o
se han dañado con el paso de las máquinas que no tienen ningún cuidado. Se han
sacado parte de los caminos internos originalmente de piedra, se desmanteló un
galpón histórico que estaba en perfecto estado, se realizó una zanja con
retroexcavadora que atravesó por distintas áreas forestadas en la totalidad del
parque. Asimismo, nunca se realizó un cerco perimetral para la obra, por ende
el parque quedó abierto en su totalidad y, al carecer de sereno y/o de seguridad,
queda totalmente desprotegido.
Además, nunca se diseñó un plan de
mantenimiento del jardín, y el área de la que dependía el cuidado del mismo
decidió irse debido a los daños que la obra estaba ocasionando. Por ende
grandes sectores se están secando totalmente. Los últimos avances de la obra
son el relleno de la zanja e inicio de construcción de la senda aeróbica.
En suma, lo único que se profundiza es el descontrolado
deterioro y daño de un espacio
patrimonial cultural muy relevante para la ciudad y para la historia de la
producción en la Argentina.
Marcela
Andruchow-ATM