Los museos de antropología y etnografía
surgieron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX con una fuerte
impronta colonialista, y desde hace algunas décadas numerosas instituciones se
han replanteado su rol como agentes gestores de patrimonios representativos de
pueblos autóctonos y originarios. Existen nuevas estrategias de representación
y participación que proponen una ruptura fundamental con esa herencia colonial,
que no solamente refleja la expansión europea desarrollada a partir del siglo
XV, sino también las mismas prácticas llevadas adelante en la conformación de
los Estados Nacionales a partir de los procesos de independencia. En este
marco, la lucha de los pueblos indígenas de toda América por sus derechos
territoriales y culturales ha logrado instalar debates importantes en el ámbito
de nuestros museos.
Es por ello que desde la Asociación de
Trabajadores de Museos compartimos
con ustedes esta nota sobre la charla “Derecho indígena: una mirada desde los
pueblos originarios”, realizada en el Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti” el
jueves 23 de abril pasado.
Entre imágenes en blanco y negro de los
antepasados de los pueblos originarios de Formosa, exhibidos en la sala central
del Museo, fueron recibidos varios representantes actuales de los pueblos
wichí, qom y pilagá. Luego de atender al video en las que se resalta la
importancia de las asambleas de autocapacitación que los pueblos de Formosa
organizaron durante 2014, referentes y voceros, adultos y jóvenes, una mujer entre
nueve hombres, hablaron frente a un público diverso. Así, compartieron su saber
y su sentir sobre derecho indígena, la problemática actual sobre salud y
educación, la experiencia autónoma de la radio comunitaria y la razón del
acampe porteño.
En referencia al conocimiento del
derecho indígena, Israel Alegre, de la comunidad Nam Qom, habló respecto
de la legislación nacional e internacional vigente sobre el tema, subrayando la
incongruencia entre la existencia de las leyes y la falta de aplicación de
muchas de ellas por parte de los gobiernos. Se refirió a la importancia del
reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, incorporados por el
Estado argentino hace ya 20 años en su Carta Magna, y contrapuso ese hecho con
la realidad cotidiana que les toca vivir hoy a muchos de ellos, que son
reconocidos como “pre-existentes”, pero ignorados como “existentes” en su
cultura, en su identidad, en su territorio y muchas veces en sus derechos. Finalmente,
subrayó su temor a la idea de dependencia social a la que los quieren llevar.
Bartolo
Fernández,
de la Federación Pilagá, mencionó su
participación en la reforma constitucional de 1994, cuando se introdujo el inciso
17 del artículo 75, y reflexionó sobre las esperanzas que había generado el
logro de incorporar en la Constitución Nacional un artículo que obligara al Estado
a cumplir con los derechos postergados de los pueblos originarios. Este
importante referente denunció también la política de soborno tan frecuente en
Formosa, por la cual se vio afectado recientemente cuando le ofrecieron dinero
para que desistiera su viaje a la ciudad de Buenos Aires para participar del acampe
que hace más de 60 días se encuentra activo en la Avenida 9 de Julio. Jorge Palomo, miembro wichi de la comunidad
Cacique Yemu, aludió a las formas diferentes de la vida occidental y la
originaria, acerca del modo de relacionarse con la tierra y sus recursos. Realizó
una comparación de la realidad de los indígenas argentinos con los pueblos
bolivianos respecto del avance de estos últimos en lo que se refiere a la problemática
de la territorialidad y a la existencia de instituciones educativas que
permiten la formación profesional indígena a través de un crecimiento interno y
no impuesto.
Por su parte, la joven Sonia Poli habló sobre el proyecto de
capacitación en salud de la comunidad Qom Potae Napocna Navogoh y reflexionó
sobre la importancia de la formación de miembros de la comunidad en un área en
la que el gobierno está ausente, de manera de funcionar como eslabones entre
los médicos y la comunidad. Se refirió también al trabajo de las promotoras de
salud y su función en términos de la prevención de enfermedades. El director de
la radio de esta misma comunidad, Rubén
Díaz, relató cómo se construyó ese espacio de comunicación de forma
autónoma, con la colaboración de algunas organizaciones sociales; habló sobre
la relevancia de informar en su propia lengua, llegando de esta manera a toda
la comunidad, desde los ancianos hasta la juventud y resaltó que se trata de
una forma más de resistencia activa.
El qom
Irineo Latranki, locutor de esta radio e integrante del Consejo de Jóvenes
de la comunidad, recordó la fecha del 23 de noviembre de 2010, en la que fueron
reprimidos por la policía de Formosa al hablar del incumplimiento de los
derechos indígenas previstos en la Constitución Nacional. Reclamó que ningún integrante de la dirigencia política, en
ningún nivel institucional, los escucha en la actualidad y declaró que siguen
sufriendo de continuos desalojos, atropellos y persecuciones, en muchos casos
mediante el uso de la violencia física. También declaró que quieren quitarles
sus lenguas y cosmovisiones y que les resulta muy difícil convivir con la
opresión de los punteros políticos. Ulises
Fernández, del pueblo Wichi, de María Cristina, una comunidad ubicada ya
cerca del límite con Salta, estudiante del profesorado de Historia, comentó la
necesidad de formarse para poder algún día enseñar su propia historia a las
comunidades. Manifestó la importancia de poder reclamar los derechos de sus
propias tierras, ya que “el monte les da todo, da la sabiduría, no solo los
alimentos”.
Procedente de la comunidad de Riacho de
Oro, el joven qom Néstor Gómez
reclamó enérgicamente que se los escuche en sus reivindicaciones sobre el
territorio. Declaró que los 32 años de democracia no son completos si no se
escucha la voz de los pueblos indígenas y que tampoco se habla de las matanzas
ni de la participación en la Guerra de Malvinas. Irineo Chascoso, pilagá de la comunidad de Bartolomé de Las Casas, reflexionó
acerca de los problemas ante la falta de agua potable y sistemas de salud, y
denunció la discriminación constante que sufren al ser catalogados como vagos, siendo
que ningún gobierno generó fábricas o fuentes de trabajo y capacitación. Expresó
en pocas palabras su deseo de que se solucione la situación de despojo que
sufren hoy los pueblos indígenas, para que puedan dejar el acampe en pleno
centro porteño, tan hostil a su modo de vivir, y regresar así a sus casas en el
monte.
Finalmente, Félix Díaz, qarashé de la comunidad qom Potae Napocna Navogoh,
expuso con claridad su posición sobre la situación que viven los pueblos
originarios hoy, iniciando su discurso con un paralelismo entre las palomas de
Plaza de Mayo y la comprensión que tienen muchos acerca de cuáles son las
necesidades reales de los indígenas. Así, nos dejó pensando en esa comparación
entre la dependencia a la que las aves porteñas se ven sometidas para
sobrevivir y la creación de formas de organización dependientes del Estado. Opinó
que si el Estado no quiere escucharlos, entonces jamás será plural y subrayó la
importancia del derecho a la autodeterminación que tienen todos los pueblos y al
reclamo de la garantía de su plena vigencia en el sentido más amplio: el derecho
a la salud, a la educación, al territorio, a los recursos naturales, a la vida,
a la libertad. Destacó que el movimiento indígena se encuentra actualmente en
una etapa de madurez, principalmente en la toma de consciencia sobre lo que
significa ser indígena, aunque mostró el largo el camino que debe transitarse
todavía, ya que se observa claramente cómo continúan las acciones para mantener
y aumentar la dependencia y minimizar el respeto por la diversidad cultural.
Por eso, la capacitación de los jóvenes, que serán los guías del mañana, es
crucial. El futuro no está por delante, sino por detrás, ya que si no se hace
el camino hoy, los jóvenes son los que van a sufrir mañana. La idea es convivir:
vivir pero desde la propia identidad, cultura y sacralidad. Y en este momento
es decisivo el reclamo: un reclamo de vida.
Nota y fotografías: Asociación de Trabajadores de Museos