A principios
de octubre pasado la decisión estaba tomada.
El 10 se inauguraría un Museo de la Memoria sin demorarse en buscar
apoyo institucional ni dinero. Se trataba simplemente de reavivar recuerdos, y
de encontrarse para charlar y debatir sobre temas tan silenciados como
urgentes. Los ausentes lo reclamaban, también los que aún viven. Haik (Santiago
Cabrera) falleció en octubre de 2012, Gavino Acosta en diciembre del mismo año, y el cacique Ñierolek (Alberto Navarrete) en
agosto pasado. ¿Por qué seguir esperando? Quedan pocos sobrevivientes de la
masacre del 47 en La Bomba, están muy solos y la historia oficial insiste en
silenciar la masacre ocurrida en sus tierras.
Una voz de
las mas aguerridas, a pesar de su edad, sacudió a los mas jóvenes con la siguiente
propuesta:
-Ahora les
toca a ustedes, nosotros abrimos este camino pero ya no tenemos fuerza, han
pasado muchos años. Esta lucha es de ustedes, no tengan miedo de seguir
adelante
Salqoe era
muy chico en el 47. Estaba en La Bomba junto a su familia, convocado al igual
que cientos de personas por un líder espiritual y político llamado Tonkiet,
Luciano Córdoba en castellano. Tonkiet se había instalado en La Bomba y muchas
familias se habían trasladado hasta allí para conocerlo y sanarse. Dicen que
Tonkiet “curaba sin cobrar” y su fama se extendió por todas las comunidades
pilagá y qom de la actual provincia de Formosa. A principios de octubre un
funcionario de la dirección de protección al aborigen, intentó convencerlos de
que abandonaran el lugar y se dirigieran hacia la colonia Bartolomé de las
Casas. En el 47 Bartolomé de las Casas funcionaba como reservorio de mano de
obra indígena que se enviaba a los ingenios en época de zafra. A pesar de los
intentos del funcionario de que se trasladaran a la colonia, ni los caciques ni
los ancianos quisieron irse. Fue entonces cuando efectivos del escuadrón 18 de
gendarmería con sede en Las Lomitas, a solo
dos kilómetro de La Bomba, advirtieron a las familias que debían
abandonar el lugar de inmediato. Luego de las advertencias vinieron las
amenazas, sin embargo las familias continuaron en el lugar negándose a
abandonarlo. El 10 de octubre por la tarde, la gendarmería apuntó sus armas
contra la multitud y disparó sus ametralladoras pesadas y fusiles. Muchos cayeron
heridos en este primer tiroteo, otros tantos lograron huir por el monte para
salvar sus vidas y las de sus familias.
Durante los
siguientes quince días las familias huyeron por el monte formoseño en distintas
direcciones procurando regresar a sus lugares de origen, pero fueron
perseguidos, capturados y muchos de ellos fusilados en diversos parajes. La
violación fue utilizada como arma contra las mujeres, y muchos niños y ancianos
murieron de hambre, de sed o a causa de las heridas que no pudieron ser
atendidas. La masacre de La Bomba dio como resultado un número indeterminado de
muertos y desaparecidos. En el año 2006 en el marco de un juicio contra el
Estado nacional por crímenes de lesa humanidad un equipo de forenses ubicó y
registró una fosa con los restos humanos de más de 24 personas.
El 10 de
octubre del 47 Salqoe sobrevivió al primer tiroteo y huyó con su padre y sus
hermanos hacia Pampa del 20, un espacio reservado para familias wichí dentro de
la colonia Francisco Muñiz. Allí un amigo de su padre, los escondió durante un
tiempo hasta que fueron descubiertos. Entonces se les asignó la tarea de cortar
postes de quebracho, y así pasaron 9 meses sin jamás recibir pago alguno por su trabajo. Una madrugada aprovechando una baja en la
vigilancia, lograron escapar y volver a su territorio.
Salqoe
estaba presente en la reunión del 10 de octubre pasado, a su lado Ambrosia,
Setkoki´en y Ni´daciye se mostraban de acuerdo con la propuesta, y asentían
-Hace ocho
años que se inició el juicio por esta masacre y aún no tenemos noticias sobre
eso.
Salqoe se
refirió entonces al juicio iniciado por dos abogados chaqueños, Julio García y
Carlos Díaz, el primero vinculado actualmente al gobierno del Chaco. En este
juicio, en el que se demanda al Estado por crímenes de lesa humanidad, las
víctimas fueron “invitadas” como amicus curiae y hasta el día de la fecha no
han tenido acceso al expediente. Poco se sabe sobre los avances y retrocesos de
la causa. Hace unos seis años se conoció parte de la respuesta del Estado al
pedido de resarcimiento económico en relación a esta masacre. Sorprende leer
que el Estado argentino se niegue a reconocer a
las víctimas como pertenecientes a un pueblo preexistente, o demande
pruebas que refuercen sus memorias tan coincidentes como innegables.
Avergüenza.
Sin tierra,
sin agua, sin salud, los ancianos pilagá que sobrevivieron a la masacre de La Bomba siguen reclamando por ser
escuchados. Cansados, un poco mas viejos, ponen toda su energía, participan de
la reunión previa al acto de conmemoración y acompañan el pequeño proyecto de
museo que sirve de excusa a los mas jóvenes para reencontrarse, escuchar e
involucrarse un poco
A las 18hs
después de un acto en el que se recordaron los hechos del 47 y se leyeron las
adhesiones enviadas por Adolfo Perez Esquivel del Serpaj, La Red de Estudios en
Genocidio y Política Indígena de Argentina y la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos (APDH) entre otros. Los asistentes pudieron conocer el pequeño
museo montado en una sala contigua a la sala de primeros auxilios de La Bomba.
En una comunidad donde las necesidades principales son la vivienda, el agua y
la salud, el pequeño espacio acordado por la comunidad para la alojar la
iniciativa del Museo de la Memoria es el comienzo de una nueva etapa de
visibilización y es a la vez la continuidad de un legado. Cuando la noche cae
sobre La Bomba, muchos están satisfechos con los resultados de la jornada, aún
sabiendo que se trata sólo de un paso más en la larga marcha iniciada por los
que sobrevivieron
Valeria Mapelman,
documentalista
www.octubrepilaga.com.ar
Año 2013