Un piano apenas cubierto con un lienzo blanco, una escultura de madera y algunos bultos de contenido indescifrable dan la bienvenida a quien cruza el portón de hierro y se interna en lo que fue el zaguán de esta casa estilo italianizante típica de fines del siglo XIX. Ubicada frente a la plaza Grigera, en la calle Manuel Castro 254 esta casa, declarada Monumento Histórico Nacional en el 2004, funciona como sede del Museo Americanista de Lomas de Zamora.
El municipio del Gran Buenos Aires que ostenta el privilegio de contar con la mayor cantidad de monumentos históricos a nivel nacional tiene, sin embargo, su museo cerrado al público hace un año.
Un corresponsal de ATM visitó el museo para conocer su historia y para intentar comprender cómo y por qué se ha llegado a esta situación.
Avanzando hasta el patio no dejamos de sorprendernos ante el estado de abandono, un aljibe de mármol parece pedir ayuda mientras, desde la pared, una placa, que conmemora la reapertura del museo en Mayo del 2009, es testigo impávida del espectáculo.
Golpeamos la puerta y nos recibe Margarita Casas, responsable técnica del museo. Su amabilidad y predisposición es un bálsamo para esta mezcla de tristeza e indignación que genera observar la situación en la que se encuentra este museo.
Cuando entramos a lo que debería ser una sala de exhibición nos encontramos con un depósito. Entre las vitrinas, algunas de ellas apenas visibles, se pueden ver muebles, estanterías con cajas y hasta una antigua heladera con imanes incluidos.
Margarita nos conduce a una pequeña oficina donde, aprovechando que el museo está cerrado, trabaja intensamente en el inventario. Allí comienza su relato sobre los orígenes del museo y su situación actual. “El museo surge en 1958 bajo la idea de Roberto Pertierra y Polo, un coleccionista y nacionalista que amaba profundamente el patrimonio cultural”. El nombre dado al museo está basado en las ideas americanistas del General San Martín, lo cual va a provocar que se intente cambiarlo durante el golpe militar.
A la colección arqueológica de Pertierra, que da origen al museo, se suman donaciones de Enrique Palavecino y del antropólogo y sociólogo Guillermo Magrassi, a este último, quien fue director del museo entre 1971 y 1975, pertenece la colección de etnografía. Luego se sumarán colecciones sobre la historia local. En la actualidad, la colección está formada por 3148 objetos, 1345 fotografías y más de 4000 libros.
Margarita nos cuenta que comienza a trabajar en el museo en 1975, “yo empecé trabajando en el inventario, como se podía, pero que estuviera hecho, eso era lo más importante. Había un grupo de gente muy linda, se armaban charlas muy interesantes, había un taller de conservación, aprendí muchísimo”.
En el año 1976, tras el golpe de Estado, se echa a los trabajadores pero el museo sigue funcionando. Una anécdota, que tiene como protagonista a un busto de Juan Manuel de Rosas, realizado por el escultor lomense Alberto Gallardón, no tiene desperdicios “nos habían avisado que el militar a cargo era antirosista y que quería fundir el busto, así que lo escondimos dentro de un cubo que teníamos para exposición y lo tapamos con mi guardapolvo. Cuando vino a buscarlo le dije que acá no había ningún busto, el tipo estaba parado al lado!”. Pero la historia continúa “en el 83, volvimos a hacernos cargo del museo y lo primero que hicimos fue buscar el busto, estaba en las mismas condiciones que lo habíamos dejado!”
A partir de 1983 comienza lo que Margarita llama “la época de florecimiento del museo”, se trajeron exposiciones del exterior adaptadas al contexto local; reciben la visita de representantes del Consejo Internacional de Museos en 1987; se exponen 12 trajes, prestados por el museo Larreta, donados por España a Eva Perón. Sobre esta exhibición Margarita nos relata: “hicimos una representación de un pasaje de La Zapatera Prodigiosa utilizando el patio como escenario, las mujeres lloraban al ver los trajes de Eva, había 400 personas en la inauguración, no entraban. El Teatro Colón nos facilitó los maniquíes y las pelucas con los peinados y el color de acuerdo a cada región de España”. En el año 1999, se hace una exposición de trajes de novia de 1875 a 1999, la gente participaba llevando sus trajes, junto a cada uno de ellos se colocaba un objeto representativo de la época y una reseña de lo que sucedía en Lomas y en el mundo. “Yo daba las visitas guiadas y hacía callar a los chicos y les decía: van a escuchar cómo cruje la seda”.
Al escuchar su relato no se comprende cómo puede estar hoy el museo en estas condiciones, hasta que Margarita nos cuenta “en el 2004 comienzan los problemas, en ese año sale el decreto 132 de la provincia para ayudar a los edificios públicos que necesitaban restauración” el Museo Americanista fue uno de los beneficiados con esta medida pero, para llevar a cabo la restauración, se cerró el museo y se trasladó todo a un deposito, “fue tal la voracidad, se tenía que hacer todo rápido, urgente, se terminó envolviendo con cartón, te daban rollos de film pero sucio, yo iba anotando todo para poder identificar los paquetes, un horror”.
Cuando Margarita regresa al museo, luego de la restauración, se encuentra con otra sorpresa: faltaban varias cosas, faroles; el machimbre que utilizaban para aislar las paredes; la pinotea original del techo de una de las salas y habían demolido la oficina, los baños y la pequeña cocina. A pesar de haberse terminado la restauración el museo continúa cerrado hasta el 2009 ya que, se utiliza como depósito de escenografías del Teatro Ensamble.
Ante la necesidad de trabajar para la defensa del patrimonio, Margarita participa en la creación de la Comisión de Preservación de Patrimonio de Lomas de Zamora, “nos fueron disolviendo, nosotros hacíamos los informes, sellados, en expedientes pero nos sacaban todas las hojas y ponían lo que querían” explica Margarita.
En el año 2009 se produce la reapertura con la exposición “Monumentos Nacionales de Lomas de Zamora”. Según Margarita “costó que las escuelas supieran que el museo estaba abierto nuevamente, que ya se podía visitar”. Pero la alegría duró poco y en Junio del 2011 se cerró nuevamente. “Cuando teníamos la exposición de los 150 años de Lomas, armada con un trabajo agotador se cierra porque se tiene que tirar abajo la casa de cultura que se encontraba aquí al lado para hacer el Teatro Municipal (inaugurado hace unos meses y para cuyo acto se pintó el frente del museo en un día), prácticamente nos corrieron, ese día venían las topadoras y nosotros sacábamos las cosas como podíamos porque las topadoras tiraban todo abajo. Es muy doloroso, la gente no sabe estas cosas, fue un atropello grave” nos cuenta con tristeza Margarita. Actualmente, las salas del museo funcionan como depósito de objetos provenientes de la Subsecretaría de Cultura del municipio.
A pesar de todas las situaciones por las que ha pasado, Margarita no se resigna “estoy dando charlas sobre patrimonio, tratando de concientizar, porque si el museo no es defendido por la comunidad, si no lo reconocen, el monumento se pierde. Es muy difícil, por eso estamos juntando firmas para su reapertura”.
Recorremos el museo un poco más, entre cerámicas precolombinas, muebles y candados resuenan en nuestra cabeza algunas palabras: historia; memoria; identidad; orgullo; admiración; emoción; aprendizaje. Esperamos que pronto éstas vuelvan a tener sentido para los habitantes de la comunidad de Lomas de Zamora.
Texto e imágenes: Ana Julia Bermúdez